tarde de verano

Observo mi reflejo que está
en el agua y de pronto:
una eclosión.
Se confunden algas marinas
con cabellos verdes,
peces con sirenas
y burbujas con amor.
Me confundo con un puñado
de piedras y colapso
sin razón.
Para despertar siendo arena
en alguna playa de México,
sintiendo las pisadas de
gente ajena,
presenciando mil y un historias;
que nadie contará,
que sólo pasarían en el mar.
Después de un tiempo
comencé
a creer
que sí existe un renacer.
Ahora ya no veo mi reflejo,
ni me siento,
sólo siento
a la gente
a la gente
a la gente
y su dulce caminar.


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