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Mostrando entradas de enero, 2014

LOS SUEÑOS.

Siempre he creído en los sueños, me gusta soñar. Es como vivir en un mundo paralelo, ficticio. Y así es, los sueños (refiriéndome a los sueños del inconsciente, no a nuestros sueños en la vida) son ficticios, y maravillosos.  Son como tener una televisión en tu mente que se prende cada noche para sorprenderte con un ''programa sorpresa'' , pongámosle así. No sabes si será de terror o si soñarás con personas que están en tu vida, personas que aprecias, o si soñarás con personas que nunca has visto (y que puede nunca veas, tal vez). O también, en cuestión del terror, puede ser algo que te aterre demasiado y que no se sienta ficticio: una muerte, por ejemplo. Siento que esos sueños en donde alguien cercano se ve afectado o presencias su ''muerte'' en el sueño, son los más perturbadores. Incluso el simple hecho de saber que está muerto, de sentirlo, porque se siente, de una manera muy extraña. Se siente el dolor de que esté muerto/a. En sí, los sueños

Caída libre al vacío.

Voy cayendo sin detenerme.   En un vacío eterno. Sin saber lo que es aun. Oscuridad es lo que me rodea,   ni una luz, ni una imagen.   Sólo negro. No distingo nada,   mi mente se bloquea. Se bloquea. Como si no quisiera dejarme pensar,   recordar. Me siento fatigada, como si estuviera golpeada.   ¿Qué me pasa, maldita sea? Caigo sin detenerme.   Ayuda es lo que necesito. Distinguir para detener.  Detener esto que me aterra. Lo veo. Veo el final,  bello. Me espera.   Por fin. Terminaré con esto,  seré feliz.   En ese mundo desconocido.

Cariño.

Dime cariño, cariño.  Que la noche es larga  y aquí estamos,   aquí estamos. De intensos. Callados.  Pero Dime cariño,  cariño. Para saber que te importo,  que me quieres. Si no,  ¿de qué me sirve quererte si tú no lo haces ya? Así que, maldita sea,  si lo sientes dilo,  sólo dilo, cariño.

Lentamente.

 Me desintegro, me desvanezco. Poco a poco. Te voy perdiendo, maldita sea.  Y a la vez, perdiéndome,   desvaneciéndome lentamente. En tu mirada,  perdida,   encontré la respuesta, me reencontré a mí misma.

Renace.

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Candy - Kevin Brooks.

Una de las muchas reglas no escritas de la vida es que los muchachos tienen prohibido hablar de cuando se enamoran. Podemos hablar de cualquier cosa -sexo, drogas, rock n' roll- pero nunca podemos admitir estar enamorados -y en verdad nos sucede, créanme-, pues significa que tenemos que arreglárnoslas completamente solos. Los sentimientos desconocidos, los miedos, las suposiciones, las agonías, los éxtasis... tenemos que mantenerlos embotellados dentro de nosotros, girando en nuestros corazones como mil demonios enloquecidos. Para las chicas es diferente. Ellas pueden dejar escapar sus demonios. Pero los chicos deben vivir con ellos. Y creo, de alguna forma, que de eso se trata Candy: de ser un muchacho, enamorarse, estar en lugares en los que nunca has estado. Yo mismo he estado en esos lugares y he querido escribir cómo se siente y lo que eso te hace, y cómo las cosas que quieres no siempre son buenas para ti y sabes que no son buenas para ti... pero aún así sigues queriénd

Aunque me dejes de querer.

¿Y si me olvidas? ¿Y si un día dejas de sentir lo que sientes por mí? No quiero que me duela, no quiero que se nos pase,  quiero que siga, que fluya.  Y aunque me dejes de querer. Eres fantástico,  lo eres y lo serás,  siempre.
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Se desvanece, entre lo real y lo fantástico, se queda ahí, sin poder decidir a dónde pertenece.

De realidades y películas.

No suele suceder lo que quiero que suceda y ahora que sí está sucediendo simplemente no me lo creo, es como no estar en la realidad. ¿Y si me está pasando como a Donnie Darko? ¿Y si estoy en otra dimensión, en la ''no-permanente''? Que así quede, mejor. No me pondré paranoica, no lo haré. Eso me pasa por ver tantas películas, al fin y al cabo.

Te pienso, me duele.

Era un amor así, sufrido. De esos que duelen por tanta pasión que hay de por medio.